El camino de los Contrabandistas

Una carretera escondida en plena naturalez

VIAJES

Miguel A.

1/31/202510 min leer

Seguimos donde lo dejamos en el último Post, si no lo has leído te dejo aquí el link

En el momento que me dispongo a arrancar el suelo está lleno de barro, empieza a llover muy suave, el recorrido que viene es cuesta arriba, estoy dudando si seguir o volver atrás. Son mediados de Diciembre de 2024, hace -3º y todo parece indicar que es una locura subir con una BMW F800GS cargada hasta arriba con las maletas laterales y el baúl, con unos neumáticos metzeler Tourance, con un poco de taco pero muy poco espacio entre ellos, un neumático ideal para hacer asfalto y pistas faciles de off-road. El barro es de color gris oscuro, las rocas suelen ser de origen granítico, pizarroso o basáltico, que tienen tonos grises y negros, el clima y las lluvias hacen que el suelo de la zona sufra más erosión provocando este color en el suelo.

Adiós Tor, hasta la próxima

Volveré, no es una amenaza, es una de esas frases las cuales te sientes obligado a decir cuando te despides de un lugar así, un pueblo con encanto medieval y lleno de historia.

Arrancamos la moto después de un rato allí parados, ya son las 12:00, me quedan 8 horas para volver al puerto de Barcelona, tengo que sin prisa pero sin pausa, quiero disfrutar de este tramo, a sido mi obsesión durante una década, hace 4 años conseguí llegar al pueblo pero ya no pude seguir el recorrido, volví por donde vine.

Esta vez voy solo, sin nadie que me pueda ayudar ni nadie que me diga que no siga. Sinceramente, no le dije a ningún amigo que me iba de viaje ni la ruta que quería hacer, muchos me hubieran tratado de loco, otros se hubieran limitado a llegar a Tor o ni eso. Yo buscaba algo dentro de mí que dijera que quería romper mis limites en mi interior y buscaba una paz junto con la moto la cual hacia tiempo que no disfrutaba.

Empezamos a subir poco a poco, hay mucho barro en la carretera, voy muy lento, 1º y 2º marcha, no tenía prisa por llegar a la meta, tenia nervios por disfrutar mi momento y cumplir mi objetivo. Salí rápido del pueblo mirando al suelo y los lados, sin ver al fondo esa cumbre nevada a la cual me dirigía.

La carretera durante muchos kilómetros sube sin parar, es un tramos rodeado de montañas que cierran el camino por ambos lados, en río de La Rabassa queda a la derecha bajando el agua en contra de mi dirección, me acompaña hasta llegar a un puente donde cruzo el mismo dejando poco a poco el mismo río a mi izquierda, a medida que subo voy perdiendo de vista el río y cruzando pequeños riachuelos.

El paisaje cambia un poco, a mi derecha surge una pared llena de sedimentos de tierra y rocas cubiertas por musgo verde, parece un colchón de la naturaleza, verde y blando. A mi izquierda el paisaje se abre, tengo unas amplias vistas, despejadas, se abre el cielo y queda un prado donde a lo lejos veo algunas vacas comiendo tranquilamente sin inmutarse que estoy pasando por allí con restos de algunas antiguas casas o refugios en mal estado,. Cada vez hay más barro en el camino, decido parar un momento para hacer algunas fotos bonitas.

Decido seguir subiendo, cada vez hay más barro, empiezo a ver al fondo la nieve, hasta ese momento no me había dado cuenta que en la cumbre había nieve, me llueven "4 gotas", decido seguir subiendo pero en primera y con mucha preocupación, cada metro que subo esta más húmedo y sin darme cuenta el lado derecho de la carretera esta aún más húmedo, cruzo un riachuelo pequeño y sigo adelante, la moto empieza a darme coletazos de la parte de atrás, controlable, la moto no se me cruza, sigue la rueda delantera hasta que me da un primer susto y debo parar, respiro hondo y decido seguir subiendo, a los pocos metros puedo ponerme de pie sobre las estriberas de la moto y decido seguir lo más pegado al lado izquierdo posible, es ese mismo momento giro a la derecha y me encuentro una grieta enorme en el lado izquierdo, esto me obliga a desviarme si sentarme ni pararme hacia el lado derecho, la carretera hace un pequeño giro hacia la izquierda y empiezo a notar como se me descontrola la moto, empieza a resbalar de atrás, poco a poco el barro me va dirigiendo hacia el lado derecho, donde baja el agua, en ese instante:

¡Uno se baja de la moto como le da la gana!

Sí, la moto me resbaló de delante, y nos tumbamos juntos como buenos amantes en medio del prado. Fue una caída que sabía que podía pasar. Quedamos apoyados en el musgo verde, la maleta lateral hizo que la moto no aplastara mi pierna, sin embargo, recibí un golpe en el tobillo que en el primer momento me molestó, iba bien equipado, con toda la ropa de moto y las botas, tal como me levante mi chaqueta estaba llena de barro y mi mente solo pensaba en: "¿Debo seguir adelante o volver? Estoy solo, sin ningún motero a mi lado para superar estos obstáculos, ¿se habrá roto la moto?" La adrenalina hacia que mi mente tuviera miles de pensamientos a la vez, duda entre seguir o volver sin parar, no sabía si el camino estaría mejor o mucho peor.

Tomé aire y levante a la moto, tumbada allí aun se parecia más al pato Lucas (jeejejej), decidí levantarla, hacer un balance de daños y evaluar la situación.

Evaluación de daños y decisión

Pongo el caballete lateral a la moto y decido levantarla, me coloco en el lado derecho y busco un lugar para colocarme en el montículo, me cuesta encontrar una buena postura para hacer fuera, me coloco correctamente, al hacer el primer intento me doy cuenta que la moto sin apenas esfuerzo ya esta derecha y apoyada sobre la pata de cabra. Coloco la moto en un sitio cómodo para revisar los daños: la maleta lateral trasera está rota, está en el suelo, me pongo muy nervioso, pienso "¿ahora que hago? ¿cómo me llevo la maleta y todo lo que llevo dentro?" Recuerdo llevar una red y pienso sujetarla con la misma. Al coger la maleta me doy cuenta que solo esta roto el sistema de cierre de sujeción de la maleta, decido coger varias bridas colocándolas alrededor de la maleta y sujetarla al anclaje, ¡Perfecto! no se mueve.

Reviso el resto de daños y no veo nada importante, mucho barro, mucha hierba y nada más. Decido mirar como sigue el camino y casi me resbalo por el suelo, ufff, por poco. Analizando tranquilamente si seguir o volver veo que el lado izquierdo tiene barro pero puedo seguir, el problema es que si me resbalo por el lado izquierdo hay una caída de varios metros, por el lado derecho esta mucho más embarrado y aquí no se puede ni pasar.

Decido seguir intentándolo, muy poco a poco, en 1º marcha con los pies en el suelo, si pongo los pies sobre la estribera con tanto barro tengo narices de caerme. Durante el próximo kilómetro y medio el camino empeora cada vez más y más, aguanto como puedo con algunos sustos pero sin irme al suelo, el agua de la nieve se estaba derritiendo sobre la misma carretera y provocaba todo ese barro intransitable. Sigo hasta llegar a una curva de izquierdas, allí cruzo otro riachuelo, después de ese riachuelo el camino cambia totalmente.

Fácil y difícil

El río estaba lleno de piedras, el agua no subía más de un palmo, el agua estaba cristalina, cruzo muy fácil sin mojarme las botas, entonces me doy cuenta, de golpe la carretera empieza a estar seca y plana, no hay barro, a los pocos metros diviso un todoterreno que bajaba, el primer coche en más de 2 horas que veía, les pregunto si la carretera por arriba esta peor o mejor, me contestan que a tramos, pero no les parece que este peor que este, confío en la palabra de ellos porque no me apetece bajar lo que acaba de subir pensando lo mal que lo he pasado y el barro en bajada sería muchísimo peor, al final voy a acabar discrepando de sus palabras...

El camino cambia por completo, ahora es subir un tramo de montaña por el lado de la misma con sus curvas cerradas, los primeros kilómetros estaba seco, con un poco de barro, mezclando a tramos secos el barro o camino lleno de piedras pequeñas que van cambiando, salía un poco el sol, al ver lo bonito del paisaje decido después de unas cuantas curvas parar en ese maravilloso paisaje a comer una tortilla y pan integral comprado esa misma mañana en Sort. Al subir este tramo montaña y ver tan bonito el paisaje me enamoro de inmediato.

Camino seco, camino húmedo

Después de reponer energías sigo subiendo, me divierto mucho, la carretera tiene muy poco barro y humedad, con algunas cumbres llenas de nieve y el camino recorrido visto desde las alturas vivo el más fácil tramo off-road del día, los neumáticos agarran, las curvas están secas, las vistas son increíbles, esta es la aventura de entrar en Andorra en diciembre a través del camino de contrabando. Subiendo me encuentro un guarda forestal con su 4x4 bajando, nos saludamos como si nos hubiéramos visto siempre y sigo subiendo.

A medida que voy subiendo aparecen algunos charcos, un riachuelo congelado me llama la atención, estoy a 2.000m de altura, cruzo por encima de una pequeña placa de hielo sin ningun sobresalto, tengo más frío que antes, el subir más fácil me ha relajado. De repente entro en una curva ciega de derechas y me llevo otro susto, está de nuevo toda la carretera embarrada, llena de marcas de 4x4 que han quitado cualquier posibilidad de agarre, freno, bajo los pies y empiezo a subir en 1º modo pato, durante 800m pensé volver a sufrir todo el rato, pero fue a tramos, ahora sí, el camino estaba mucho peor que antes, entre todos los surcos, el frío y la pendiente pronunciada los siguientes kilómetros cada momento bajaba los pies al barro para no caerme y no cuando se encontraba tramos sin barro no debía levantarme para evitar resbalar mi bota de la estribera por todo el barro de la suela de las botas. Parecía que nunca acabaría cuando...

Y cuando parecía

El camino parecía infinito, nunca acabar, cuando más subía, más creía no terminar nunca aquel camino, ya hacía 15 minutos sufría con el barro, la pequeña lluvia, los resbalones y empezaba a pasarme factura el cansancio, llevaba incomunicado sin cobertura más de 1 hora, nadie sabía que estaba allí, la moto con los pies en el suelo me estaba culeando mucho de atrás y yo no sabía si arrepentirme o sentirme orgulloso de esa Azaña. Unos minutos después vi una barrera abierto, unos metros más adelante empecé a ver un llano, y cuando parecía no acabar llegó el asfalto, había conseguido mi reto, mi locura transitoria, mi obsesión, mi sueño, había recorrido el

El camino de los contrabandistas

Ya estaba en Andorra, a 2360m de Altura en el Coll de Cabús. He tardado 10 años en hacer el recorrido completo el cual me había dicho mi amigo Carlos en aquel lejano entonces en los tiempos que hablábamos de grandes viajes y aventuras, de países y lugares donde visitar. Este viaje fue improvisado en parte, si me hubieran dicho el viernes anterior que el lunes estaría en Tor no me lo hubiera creído, esto es lo bonito de estos momentos, como la vida te lleva a ese instante donde estas eufórico de conseguirlo y donde recuerdas 10 años atrás cuando lo descubrías gracias a un buen amigo.

Desde mi salida de Sort hasta mi llegada a Andorra ha sido un recorrido increíble, espectacular, estoy enamorado de este viaje y sobre todo de esos momentos de superación constante, necesitaba encontrarme a mí mismo, lo más gracioso es que siempre estuve allí.

La historia continuará en el siguiente Post conociendo Andorra...