Pirineo Aragones Parte II

Embalse de Llausera es uno de los lugares mas increíbles los Pirineo Aragones. Allí el paisaje es bestial, rodeado de montañas y con una carretera que deja a todos boquiabiertos.

VIAJES

Miguel A.

7/20/20254 min leer

Hay rutas que se disfrutan… y hay rutas que te marcan para siempre. Lugares que, por alguna razón que no puedes explicar, te dejan una huella que no se borra. Que se cuelan en tu memoria con cada rugido del motor, cada curva, cada ráfaga de viento en la cara.

Eso es lo que sentí al recorrer la pista que lleva al embalse de Llauset, un rincón perdido entre los gigantes del Pirineo Aragonés, al que se accede por una carretera tan salvaje como mágica. Sin duda alguna, uno de los destinos más increíbles del mundo para ir en moto.

Un camino hacia lo desconocido

La aventura comienza en el pequeño y acogedor pueblo de Aneto, en la comarca de Ribagorza, Huesca. Aquí el asfalto se acaba, y con él, la sensación de control. A partir de ahí, lo que viene es otra cosa: una conexión profunda entre la moto, el terreno y la naturaleza.

La pista de tierra que asciende hacia el embalse no es especialmente técnica, pero sí remota. Es ancha, bastante llana, con algunos baches, algo de piedra suelta y muchas curvas suaves que invitan a dejarse llevar. La vegetación va cambiando con la altitud, el aire se vuelve más fresco, más limpio. Y tú… tú te vas transformando.

Es difícil de explicar. Es como si la moto no solo te llevara por un paisaje, sino también a través de una emoción.

Cada kilómetro que dejas atrás, te aleja un poco más del ruido del mundo. Y justo cuando piensas que ya nada puede sorprenderte más… aparece algo inesperado.

El lugar desconocido del Pirineo Aragonés: uno de los destinos más increíbles del mundo para ir en moto

El túnel que separa dos mundos

Un coloso subterráneo. Un túnel excavado en la roca, largo, oscuro, de tierra, sin luces artificiales ni referencias. Parece sacado de una película de ciencia ficción, y sin embargo está ahí, esperándote como una prueba más en este viaje hacia lo extraordinario.

Avanzas por él con los sentidos al máximo. El eco de tu motor resuena en las paredes húmedas. Hay zonas con charcos, con sombras que se mueven, con ese silencio roto solo por el latido metálico del escape.

Durante ese kilómetro eterno de penumbra, te desconectas de todo. Y cuando por fin ves la luz al final del túnel… entiendes que estás a punto de vivir algo muy grande.

El embalse de Llauset: la explosión final

Y entonces sucede.

Sales del túnel y el mundo explota en luz y belleza. El embalse de Llauset se revela ante ti, encajado entre montañas de roca pura, rodeado de nieve perpetua y cielo limpio. A más de 2.200 metros de altitud, este coloso azul parece flotar entre los picos del Pirineo.

El silencio aquí es otro. No es ausencia de sonido: es presencia total del lugar. Te bajas de la moto, te quitas el casco y simplemente… respiras. Te dejas llenar por esa sensación de estar en uno de los sitios más salvajes y hermosos del planeta. Y lo mejor es que has llegado tú solo, por tu cuenta, con tu moto. Como debe ser.

Ingeniería de otro nivel, emoción a flor de piel

El embalse de Llauset no solo es una joya paisajística. También es una obra de ingeniería monumental. Se trata de una presa de bóveda de 82 metros de altura, construida en 1983 sobre un antiguo ibón glacial. Forma parte de un sistema hidroeléctrico que conecta con el embalse de Baserca, más abajo, mediante un sistema reversible que genera energía limpia.

Pero cuando estás allí, eso es lo de menos. Lo que de verdad importa es la emoción del lugar. Su carácter salvaje. El contraste brutal entre el túnel oscuro y la inmensidad luminosa del embalse. El rugido de tu moto silenciado por la grandeza de la montaña.

¿Y si te lo estás perdiendo?

Este no es un lugar turístico. Aquí no hay puestos de bocatas, ni multitudes, ni señal de móvil. Es uno de esos sitios que todavía sobreviven al turismo masivo, escondido, apartado, reservado solo para los que se atreven a ir un poco más allá.

Por eso esta ruta es tan especial. Porque no te lo van a contar en una oficina de turismo. Porque hay que ganársela, curva a curva, bache a bache, hasta llegar arriba.

Y cuando llegas… lo entiendes todo.

Una ruta para moteros de alma

Si eres de los que viajan en moto para sentir, para descubrir, para ir más allá del asfalto... esta ruta es para ti. No es complicada, pero exige respeto. No es larga, pero es intensa. No es famosa, pero es inolvidable.

Y sobre todo, es auténtica. Una joya oculta en el Pirineo que muy pocos conocen… y que ahora, tú también puedes vivir.

Así que ya lo sabes: prepara la moto, revisa la pista, espera a que el deshielo lo permita… y lánzate a por una de las rutas más brutales que existen en el mundo.

Nos vemos arriba.