Los 4 puertos míticos de los Pirineos franceses: la ruta que todo motero debe vivir

Descubre la ruta por los 4 puertos míticos de los Pirineos franceses: Pourtalet, Aubisque, Soulor y Tourmalet. Paisajes espectaculares, curvas infinitas y anécdotas únicas en una aventura que todo motero soñaría vivir.

VIAJES

Miguel A.

8/16/20254 min leer

Con un grupo de viajeros nos embarcamos hace unos años en una de esas rutas que se quedan grabadas en la memoria de cualquier motero: recorrer los 4 puertos míticos de los Pirineos franceses. Desde el primer momento, la sensación de aventura fue total, y cada curva prometía nuevas sorpresas.

Era agosto, un día despejado con 22 grados de temperatura al arrancar las motos desde un pequeño hotel en la estación de esquí de Formigal. Eran las 8:30 de la mañana y el sol empezaba a calentar suavemente. Con la carretera abierta ante nosotros y la emoción en el aire, pusimos rumbo a Francia a través del Col du Pourtalet, a 1.794 metros sobre el nivel del mar, en la frontera entre España y Francia. Este paso fronterizo ya nos regaló las primeras vistas espectaculares: praderas verdes que parecían extenderse hasta el infinito y carreteras que serpenteaban entre montañas como invitándonos a exprimir cada curva. El Pourtalet es un clásico para quienes disfrutan de los Pirineos centrales, y su importancia histórica como paso fronterizo hace que cada ascenso tenga un aire de aventura añeja.

A medida que avanzábamos, el tráfico aumentaba y la sensación de libertad se mezclaba con la concentración necesaria para disfrutar de las curvas pirenaicas. Tras varios kilómetros de ascensos y descensos montañosos, llegamos al Col de l’Aubisque, situado a 1.709 metros. Este puerto es famoso por su conexión con el Tour de Francia y sus espectaculares panorámicas sobre los picos pirenaicos. Allí nos llevamos una agradable sorpresa: de manera totalmente inesperada, nos cruzamos con unos amigos moteros que no esperábamos ver. La alegría del encuentro, entre risas y saludos, hizo que el momento quedara grabado aún más en nuestra memoria.

El paisaje en altura es simplemente impresionante: la ausencia de árboles permite contemplar vastos prados verdes que se funden con las cumbres rocosas. El siguiente objetivo estaba muy cerca, el Col de Soulor, a 1.474 metros. Este puerto es más pequeño pero igual de encantador, con curvas cerradas y rincones perfectos para detenerse y disfrutar de la naturaleza. Aquí vivimos una anécdota memorable: un asno nos recibió de manera curiosa… reclamando comida. A uno de los compañeros incluso le mordió el brazo, aunque la chaqueta de moto protegió su piel. La imagen que nos quedó grabada fue la del animal intentando comerse una bicicleta de carbono, algo absolutamente surrealista que todavía nos hace reír al recordarlo.

El siguiente objetivo era el Col du Tourmalet, el más famoso de todos, con 2.115 metros de altitud, el puerto más alto de los Pirineos que se recorre regularmente en el Tour de Francia. Sus curvas infinitas y vistas de ensueño atraen a moteros, ciclistas y turistas de todo el mundo. Cuando llegamos, la cantidad de gente y vehículos era impresionante, y apenas había espacio para aparcar. Aun así, logramos encontrar un rincón para disfrutar de un picnic frente a una vertiente repleta de curvas que descendían como una cinta interminable. La sensación de estar allí, rodeado de amigos, motos y vistas que cortan la respiración, fue sencillamente única.

Nuestra ruta continuó hacia el Col de l’Aspin, a 1.489 metros, un puerto más tranquilo pero lleno de carácter. Aquí, las vacas y otros animales pastaban libremente sobre la carretera, obligándonos a avanzar a paso de tortuga. Algunas moñigas decoraban el asfalto, recordándonos que estábamos en plena naturaleza pirenaica, rodeados de un espectáculo que combinaba belleza y riesgo. Cada curva nos ofrecía nuevas panorámicas, y el rugido de nuestras motos resonaba entre los valles, mezclándose con el canto de los pájaros y el viento.

Finalmente, después de una jornada intensa y repleta de momentos memorables, pusimos rumbo a España, buscando un lugar donde descansar. Encontramos un pequeño hotel en Parzán, en pleno Pirineo aragonés. La tranquilidad del entorno y el cansancio acumulado tras horas de ruta hicieron que aquel lugar se convirtiera en el cierre perfecto de un día que quedará para siempre en nuestra memoria.

Recorrer los 4 puertos míticos de los Pirineos franceses no es solo un reto motero; es una experiencia que combina adrenalina, paisajes de ensueño, encuentros inesperados y anécdotas que recordarás toda la vida. Desde el Pourtalet hasta el Aspin, pasando por el Soulor y el Tourmalet, cada curva es una invitación a disfrutar del viaje y de la carretera, siempre con respeto a la naturaleza y a los demás viajeros.

Si eres un motero amante de las rutas de montaña, estos puertos deberían estar en tu lista de deseos. Preparar tu moto, elegir un buen grupo de amigos y lanzarte a la aventura es la fórmula perfecta para crear recuerdos imborrables. Y aunque nosotros hicimos esta ruta hace años, todavía evoco cada curva, cada encuentro y cada paisaje como si hubiera sido ayer.

Los 4 puertos míticos de los Pirineos franceses