orange camping tent near green trees

¿Está prohibido acampar en España con moto?

Viajar en moto y conectar con la naturaleza es lo habitual, cuando quieres disfrutarlo al máximo debes acampar, pero en España está prohibido en muchos lugares, descúbrelo.

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Miguel A.

7/21/20253 min leer

camping in forest during nightime
camping in forest during nightime

A muchos nos llaman locos. Nos miran raro cuando decimos que vamos a lanzarnos a la carretera con una tienda de campaña, un hornillo y un saco como única compañía. Nos preguntan si no preferimos un hotel, una cama caliente o un restaurante con mantel de tela. Pero lo que no entienden es que para algunos de nosotros, acampar no es una opción barata: es un acto de libertad.
Una forma directa de sentir la tierra, escuchar el viento entre los árboles y abrir los ojos con el sol filtrándose a través de la lona.

Hay algo profundamente poderoso en llegar con tu moto al final del día, desmontar tus cosas, plantar tu tienda donde el mundo parece detenerse... y saber que ese pequeño rincón, al menos por una noche, es tu hogar.

Pero claro, surge la pregunta inevitable:
¿Se puede acampar en España con una tienda de campaña? ¿O estamos cometiendo un delito cada vez que clavamos una piqueta?

La verdad que nadie te cuenta: entre la prohibición y la excepción

España es un país de contrastes. Tiene cordilleras donde puedes perderte durante días sin cruzarte con nadie y playas salvajes donde el rumor del mar es el único sonido. Y sin embargo, acampar libremente está, en la mayoría de los casos, prohibido.

Sí, lo leíste bien.
La “acampada libre”, como tal, está regulada por normativas autonómicas y, en general, no se permite clavar tu tienda donde te plazca. Multas, denuncias, incluso intervención de Guardia Civil... todo eso forma parte del riesgo. Pero aquí es donde empieza lo interesante.

Entre líneas: lo que sí puedes hacer

Hay una palabra mágica que los amantes de la aventura conocen bien: vivac.
Dormir al raso, sin tienda, con un saco y, si acaso, un toldo que apenas te cubra del rocío. Y eso, en muchos parques naturales de alta montaña, sí está permitido.

¿Te imaginas dormir en los Picos de Europa a más de 1.600 metros de altitud, con las estrellas como techo y el frío como compañero? En sitios así, el vivac es legal si cumples una regla básica: ser invisible al amanecer.

Y en algunas comunidades, como Cataluña o Galicia, existe una figura gris que permite la acampada con ciertas condiciones: pocas tiendas, pocos días, lejos de núcleos urbanos y sin molestar al entorno. Eso sí, todo sin dejar rastro, sin fuego y con respeto absoluto por el paisaje.

El arte de pasar desapercibido

Viajar en moto con tienda implica un grado extra de compromiso. No es solo dónde duermes, es cómo lo haces.
Los Overlanders sabemos que el secreto no está en buscar dónde plantar la tienda, sino en no dejar huella. Llegar tarde, marcharte temprano, no hacer ruido, no encender hogueras y dejar el lugar mejor que lo encontraste.

He dormido en claros de bosque donde el único testigo era un zorro curioso. En acantilados donde el mar marcaba el ritmo de mis sueños. En fincas abandonadas, en ruinas romanas, bajo puentes, en campos de cultivo después de la cosecha.
Cada sitio, una historia. Cada noche, una victoria sobre el sistema que nos quiere en hoteles o en casa.

Alternativas: cuando la ley aprieta, improvisa

Claro, hay veces que no hay forma legal ni discreta de acampar. Ahí es donde entran los campings rurales, los áreas de acampada reguladas, e incluso los lugares privados donde, con permiso, puedes pasar la noche.

¿Y sabes qué? Algunos de estos sitios son una maravilla. Parcelas a la sombra de los pinos, baños limpios, duchas calientes, tomas eléctricas para cargar tu dron o tus cámaras. Lugares que te permiten descansar, ducharte, ordenar tu equipaje, secar tus botas.
A veces, un pequeño paréntesis de comodidad te devuelve la energía para seguir buscando lo salvaje.

No todo vale: errores que cuestan caro

No respetar las normas de una zona protegida puede costarte algo más que una multa. Puede arruinarte el viaje, manchar el nombre de los motoviajeros y cerrar puertas a quienes vienen detrás.
He visto señales arrancadas, basura enterrada, ramas cortadas. Y cada una de esas cicatrices le resta legitimidad a quienes intentamos acampar con conciencia.

Así que si vas a vivir esta experiencia, hazlo bien. Infórmate, pregunta, observa. La naturaleza te va a dar cobijo, pero también espera respeto.

¿Por qué lo hago?

Podría buscar hoteles. Reservar con antelación. Dormir cómodo.
Pero hay algo en el silencio de la noche, en el crujido del suelo bajo la esterilla, en el primer café hecho con camping gas mientras el rocío aún pinta el mundo…
Eso que no se compra. Que no se reserva. Que solo se encuentra cuando sales ahí fuera, sin miedo, sin mapa y con la tienda en la moto.

No, no somos locos. Somos Overlanders. Y España, incluso con sus normas, sigue siendo un paraíso por descubrir… si sabes cómo mirarla.

¿Prohibido acampar en España en moto?